Soy Cofrade

En este Domingo de Ramos, la Pasión de Cristo refleja
claramente la realidad del mundo.
Un mundo en el cual hoy eres Rey y mañana eres ajusticiado.
Entras por las puertas de la ciudad santa aclamado como el
mesías salvador, mas pocas horas más tarde esa misma muchedumbre
gritará: Crucifícalo, crucifícalo!!!

La Pasión de Cristo en este día nos recuerda la relativización
de la fama y el poder mundano. No existe poder que no se
sustente en el Reino de Dios, en las bienaventuranzas,
 que cambian radicalmente la visión del mundo
y muestran a esa sociedad lo que realmente le preocupa a Dios.

Mientras el poder judáico, tan extricto en la norma
y en el Sabath no puede permitir que el mísero hijo de un carpintero
diga que es el Mesías, el hijo de Dios.
El poder romano dominante, solo pretende cobrar impuestos e imponer su
"pax romana".

A los lomos de un borrico de carga, entra JesÚs, y con toda seguridad yo fuera el primero
en recibirlo con ramas de olivo y palmas, mas siendo pecador como soy, se bien,
que en pocos días, también, de forma cobarde y voluble, seré uno de los que vociferarían su condena.

Domingo de Ramos, en el cual Cristo es aclamado como rey, como salvador,
pero Cristo mismo es consciente que esas aclamaciones hacia su persona
se verán prontamente truncadas ante el cobarde anonimato y la plebe cambiante, como una veleta,
sera una vez más, falsamente guiada por los poderes fácticos. Llevando al matadero
al inocente cordero, el cual no opondrá acción alguna y de su boca no saldrá ninguna queja.